martes, 10 de abril de 2007

Monólogo

Azucena cerró los ojos y observó una secuencia de imágenes que mostraban lugares, paisajes a los que no prestó mucha atención, cuadros presentados como verdaderas escenarios de un teatro al que era indiferente, hasta que pudo ver delante de ella seis hileras de asientos forrados de terciopelo púrpura y vacíos. Más adelante sobre los tablones de lo que ahora percibía como un montaje más franco de lo que antes le pareció un teatro de fantasía, de pie se encontraba una mujer estirando sus piernas y sus brazos como lo haría cualquier bailarina antes de proceder a realizar su danza. Vestía un traje claro entallado y brillante y la única espectadora de la sala no le prestó demasiada atención cuando comenzó a declamar y a representar con su cuerpo las palabras de un monólogo que si no era el que escuchó solo ella antes de cerrar los ojos, se le asemejaba bastante. Estas palabras salían de la boca de la mujer ruidosamente y con mucho volumen como si fuese un concierto de voces.

"Esta noche las palabras consiguieron ganarme,
realmente nunca pensé que llegaría el día.
Hoy no vas a salir! hoy vas a dormir!
Dieciocho cadenas me atan el cerebro y pesa!
dos por cada una de las palabras que tuve dentro
Toda mi cabeza llora, y mis ojos no pueden...
Correte! Dejame en paz!
La función de mi cuello acaba de renovarse,
ya no sostiene a mi cabeza, ahora solo está ahi
impidiendo que entren los cuatro bichos en mi tórax.
Me pesan tanto los cabellos! Tengo miedo! tengo sed!
Vení para acá! Te dije que no corras!
Mis uñas están creciendo dos veces más rápido,
y las dos mujeres de vidrio me miran llorando.
Te dije que prendas la tele! Te odio!
Me siento muy débil pero mis músculos se agrandan...
Cinco más, apretá los dientes!
Si doy un paso más, nunca nací, nunca existí.
Porque nadie nace y nadie existe, solo que Nadie lo ve.
No existen los nacimientos, no existen las plantas.
Soltame! ya no quiero seguir...
Las ideas no existen, son solo eso.
Las lágrimas son un reflejo, por qué lloran los bebés?
Los gritos del alma! quién los escucha?
Las palabras de los árboles! quién las imprime?
No sigas! te olvidaste de los días?
Perdón! me hablabas a mi?
No le hagan caso."
Azucena abrió los ojos bruscamente al escuchar un golpe de puerta desde la casa del vecino, y por más que lo intentó, no pudo recordar lo que acababa de presenciar como espectadora del interior de su propia mente.

2 comentarios:

La Maga dijo...

Y era violeta nomás...

Grupo AyA dijo...

jajaja, muy bien lo tuyo.